María Scherer Ibarra, hija del periodista Julio Scherer García reveló que conoció y entrevistó al famoso capo Ismael “El Mayo” Zambada, semanas antes de su abducción y posterior detención en Estados Unidos.
A través de la revista Proceso, la también periodista perfiló al narcotraficante y además compartió cómo surgió su encuentro.
María es la segunda Scherer en entrevistar al cofundador del Cártel de Sinaloa. Su padre Julio Scherer conoció primero a Zambada en el 2010, justo en el apogeo de la guerra contra el narcotráfico, cuando Felipe Calderón fue presidente.
La periodista recuerda que ambos quedaron en consumar la segunda entrevista, sin embargo, el día nunca llegó. Cinco años después falleció su papá. “Se suponía que Zambada y Julio Scherer García se encontrarían por segunda vez para hacer una entrevista en forma”, escribe en su crónica.
El Mayo buscó a María Scherer a través de Jorge Carrasco, director de Proceso a finales del 2023; no obstante, el encuentro no se dio hasta el verano de 2024.
Relata que Carrasco le extendió un ejemplar de El poder: historias de familia. El contacto del Mayo. Un texto que 15 años atrás había llevado a su padre hasta el capo.
“A través de él (Jorge Carrasco), Zambada me pedía que le dedicara el libro”.
“Titubeante, tomé la pluma y escribí algo más o menos así: “Para Ismael Zambada, en memoria de su encuentro con mi padre, un hito del periodismo mexicano. María”, agrega.
De alguna manera ella sabía que él quería contactarla y conocerla personalmente. La periodista comparte que pasaron semanas hasta que hubo una respuesta.
“Mis notas comenzaron a hacerse viejas. Llegó 2024 y Carrasco y yo aún no teníamos noticias. Pensé que el asunto se había cebado”.
Sin embargo, a principios de julio de 2024 apareció un intermediario en Proceso, quien guió a la periodista por una travesía que incluyó un viaje en avión y un traslado confuso –probablemente a propósito- en automóvil, hasta que arribó a un paraje desconocido donde pudo realizar su entrevista con la condición de no tomar papel, pluma y mucho menos su celular.
“Repaso algunas de las preguntas anotadas en mi libreta, en desorden. ¿Es vida su vida? Como uno de los grandes generadores de violencia en el país, ¿de qué maneras puede ayudar a devolver la paz? Tacho algunas cosas. Reescribo. Sinaloa es (era) arquetipo de la pax narca. ¿Cómo mantuvo esa paz relativa, simulada? ¿Odia más a sus rivales que a la autoridad? ¿Piensa alguna vez en las víctimas del narcotráfico y de la sanguinaria política antidrogas que inició Calderón y que continúa regando muertos y desaparecidos hasta hoy?”.
Lo primero que María ve al llegar a la finca es al Mayo y cuenta que le sorprende su extrema delgadez, ya que su padre “…describió a un tipo recio, que sobrepasaba el 1.80 de estatura, con un cuerpo como una fortaleza”.
“Perdí el equilibrio. Me caí, y a empezar otra vez con la terapia. Apenas estuvo aquí el doctor”, contesta él tras ser cuestionado por su estado de salud. María describe como le atraviesa una cicatriz gruesa. “Lo han operado. Se ha roto el fémur dos veces y se ha sometido a un proceso de rehabilitación. Iba bien, hasta finales de enero”.
Luego de la introducción, Scherer perfila a Mayo mientras recorre los espacios de su residencia que alberga pinturas hechas por “Vicentillo”, hijo del capo, quien se presume es testigo protegido de Estados Unidos.
“En la casa hay una pared tapizada con dibujos enmarcados. Retratos, animales, paisajes naturales. Son obras que el Vicentillo mandaba cada mes a su madre acompañando cada una de sus cartas. La señora de Zambada me muestra un Cristo en su recámara que también pintó él”.
“Lo extraño todos los días”, dice el Mayo.
“Como miles de familias extrañan a su hijos, muertos y desaparecidos”, agrega Scherer.
“Conozco ese dolor”.
El capo evita hablar de sus actividades ilícitas y se centra en trivialidades, en narrar su niñez, en platicar sobre sus padres y, sobre todo, en detallar su encuentro con Julio Scherer.
Tras insistir sobre su ocupación, contesta que el “negocio” de producción y trasiego de fentanilo no le pertenece; sin embargo, no detalla a quien sí.
“El fentanilo… eso sí no. Aquí no van a encontrar una sola tiendita que sea mía. El fentanilo es muy peligroso”.
Cuando se le cuestiona qué opina de la estrategia de seguridad del expresidente Andrés Manuel López Obrador, responde: “tiene razón el presidente. Los balazos son peligrosos”.
Cada pregunta que lanza la periodista es esquivada por Zambada. “Ahí hay de todo. Unos sí, otros no”, en referencia a qué tan enredado está el gobierno con el narco. De lo único que parece estar seguro es de que la prensa miente.
“Sé que no voy a poder retener cada una de las respuestas del Mayo, o todos sus gestos y actitudes, así que los dejo ir”.
Antes de terminar la entrevista, María le pregunta si ha valido la pena la vida que ha llevado.
“–¿Por qué no?
–Porque está llena de muerte.
–Que yo sepa así terminan las vidas de todos”.
Poco más de dos semanas después, el 25 de julio de 2024, Ismael “El Mayo” Zambada es detenido por autoridades estadounidenses. Supuestamente traicionado por «Los Chapitos», hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Su captura ha recrudecido la violencia en todo el estado de Sinaloa, con enfrentamientos entre las facciones del Cártel de Sinaloa, conocidas como «Los Mayitos» y «Los Chapitos».