El fallecimiento del papa Francisco pone en marcha una serie de rituales y protocolos característicos del Vaticano. Estos ritos fueron de hecho, revisados por el mismo Francisco el año pasado para simplificarlos y enfatizar su papel como obispo, permitiendo también que sea enterrado fuera de la Santa Sede. No obstante, elementos centrales permanecen, incluidos tres momentos clave entre la muerte de un papa y su inhumación.
Las reformas están incorporadas en el delgado volumen rojo “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis”, que en latín significa “Rito de entierro de los pontífices romanos”.
Entre los rituales previo a que comience el conclave para elegir a su sucesor, se debe certificar la muerte del Pontífice, exhibir su cuerpo ante los feligreses y posteriormente el funeral y entierro.
Aunque es común que los papas reformen reglamentos que regulan el conclave que elige a su sucesor, no se había llevado a cabo una revisión de los ritos funerarios papales desde inicios de milenio. Dichos cambios fueron realizados después de que Francisco expresara sus deseos de hacerlo, tras el fallecimiento del papa Benedicto XVI el 31 de diciembre de 2022.
De acuerdo con el maestro de ceremonias litúrgicas del Vaticano, el arzobispo Diego Ravelli, las modificaciones que pidió Francisco apuntaban a “enfatizar aún más que el funeral del pontífice romano es el de un pastor y discípulo de Cristo, y no el de un hombre poderoso”.
Momentos clave entre la muerte del Papa y su inhumación
Los tres momentos principales ocurren primero en su casa, luego en la Basílica de San Pedro y posteriormente en su lugar de entierro.
La reforma permite que la confirmación formal de la muerte se produzca en la capilla personal del papa en lugar de en su dormitorio. A pesar de que no está claro el motivo, el cambio podría deberse a que Francisco eligió vivir en una pequeña suite del hotel Santa Marta del Vaticano en vez del Palacio Apostólico. Tiene una capilla personal en Santa Marta.
Tras la muerte de un pontífice, el jefe del servicio de salud del Vaticano examina el cuerpo, determina la causa y redacta un informe; luego el cuerpo es vestido de blanco para ser reposado en la capilla personal del papa para el pronunciamiento ritual de su muerte.
Dicho pronunciamiento es presidido por el camarlengo, el funcionario del Vaticano que dirige la administración de la Santa Sede entre el fallecimiento o renuncia de un pontífice y la elección de otro. El camarlengo actual es el cardenal estadounidense Kevin Farrell, muy cercano al papa Francisco.
El rito ya no requiere que el cuerpo sea colocado en tres ataúdes hechos de ciprés, plomo y roble, como solía realizarse en el pasado. En la actualidad solo se utiliza un ataúd de madera con uno de zinc en su interior.
Dentro el papa lleva vestimentas litúrgicas rojas, su mitra (el tocado tradicional de los obispos) y el palio, una especie de estola. Cerca se encuentra el cirio pascual, que se utiliza en Semana Santa.
El camarlengo redacta la declaración formal de defunción y el maestro de celebraciones litúrgicas, Ravelli, decide cuándo otros fieles pueden presentar sus respetos antes de que el ataúd sea trasladado a la Basílica de San Pedro para su exposición pública. En la basílica se canta la Letanía de los Santos, mientras que el camarlengo encabeza la procesión.
También se modificó la posición elevada del féretro donde se muestra el cuerpo del papa. Ahora el ataúd de madera se pone frente a los bancos, junta al cirio pascual.
Previo al funeral, el camarlengo preside el cierre y sellado del ataúd en presencia de otros cardenales de alto rango. Se coloca un paño blanco sobre el rostro del papa. En el ataúd se coloca una bolsa que contiene monedas acuñadas durante su papado junto con un relato escrito del mismo periodo, conocido en italiano como “rogito”, éste es previamente leído en voz alta.
El ataúd lleva una cruz y el escudo papal. En este caso, es un escudo y el monograma de su orden jesuita con las palabras en latín “Miserando atque eligendo”, que significa: “Habiendo tenido misericordia, lo llamó”. Este escudo proviene de un episodio del Evangelio en el que Cristo elige a una persona aparentemente indigna para que lo siga, Francisco lo conservó desde su obispado.
El funeral e inhumación del papa Francisco
El funeral es presidido por el decano del Colegio Cardenalicio o, si esto no es posible, por el vicedecano u otro cardenal mayor.
Francisco dijo que no quiere ser enterrado en la Basílica de San Pedro o sus grutas, donde están la mayoría de los papas, sino en la Basílica de Santa María la Mayor, al otro lado de la ciudad. Ha trascendido que su elección se debe al icono de la Virgen María que se encuentra allí, la Salus Populi Romani (Salvación del pueblo de Roma).
Tras ser sepultado, la Iglesia católica tendrá nueve días de luto oficial, conocidos como los “novendiales” y luego comienza el cónclave.
Información de AP.