Los Pacers parecían encaminarse firmemente a las Finales de la NBA tras tomar una ventaja de 20 puntos en el segundo cuarto del Juego 3 ante los Knicks.
Pero como ha sido tendencia en estos playoffs, las remontadas están a la orden del día. Esta vez fue Nueva York quien respondió, superando por 16 puntos a Indiana en el último cuarto y poniendo la serie 2–1, con la posibilidad de empatarla este martes.
El resultado no solo es crucial para el destino de la serie, sino también una buena noticia para la NBA y TNT, que transmite su última final de conferencia antes de que la liga cambie de socios a NBC y Amazon Prime.
Rivalidad que rinde en la pantalla
Aunque aún no se han publicado las cifras de audiencia de los Juegos 2 y 3, el Juego 1 atrajo 6.6 millones de espectadores, la mejor cifra para un inicio de Final del Este en siete años.
El atractivo de esta serie radica en la rivalidad histórica entre Knicks y Pacers, forjada en los años 90, y en el hecho de que los tres partidos han terminado con una diferencia de seis puntos o menos.
En contraste, la Final del Oeste ha tenido menor impacto mediático. El Juego 1 entre Thunder y Timberwolves registró 5.36 millones de espectadores, la cifra más baja para un arranque de conferencia desde 2021. El Juego 2 bajó aún más, a 5.16 millones, el peor dato desde 2013, según Sports Media Watch.
El «efecto Garden»
Además del impulso televisivo, la remontada asegura otro juego en el Madison Square Garden, con entradas que alcanzan precios altísimos. Según TickPick, el boleto más barato para el Juego 5 cuesta $620, por encima del mínimo para el Juego 4 en Indianápolis. Un eventual Juego 7 en Nueva York ya tiene un precio mínimo de $1,127.
La presencia de los Knicks en esta fase y el dramatismo de la serie son justo lo que necesitaba la liga para mantener el interés del público, mientras se define qué equipos pelearán por el trofeo Larry O’Brien.