La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa del futuro para convertirse en parte activa de nuestra vida cotidiana. Desde asistentes virtuales hasta herramientas capaces de generar textos, música, imágenes e incluso obras artísticas completas. Sin embargo, este avance tecnológico ha traído consigo importantes dudas legales. Uno de los más relevantes en el ámbito mexicano es: ¿puede una obra creada por IA ser protegida por derechos de autor?
Nuestra Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) dice que solo se pueden proteger las creaciones originales que vengan de una persona. Pero, ¿qué pasa cuando lo crea una máquina? Aquí viene el dilema, porque aunque la IA genera contenido, detrás de esa creación siempre hay alguien que la programó, que eligió los parámetros o que simplemente le dio la orden de crear.
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Entonces, ¿quién tiene el crédito? Hay principalmente tres ideas de una posible solución a esta pregunta:
- El creador del algoritmo se nombra el autor de la creación, ya que sin él la inteligencia artificial no existiría.
- El autor es la persona que usa la inteligencia artificial, ya que para generar la obra, el sujeto está tomando decisiones creativas sobre la creación.
- Se necesita crear una nueva categoría para determinar el autor responsable, esto sería para determinar cuanta participación hubo por parte de la persona y la inteligencia artificial al momento de crear la obra.
El debate va más allá del arte digital. También hay preocupaciones reales sobre cómo la IA puede afectar derechos como la privacidad y la libertad de expresión. Ya ha habido casos en los que sistemas automatizados toman decisiones injustas, como negar servicios o difundir información falsa. Por eso, varios expertos y legisladores en México están impulsando propuestas para regular el uso ético de la IA, antes de que sus efectos negativos nos tomen por sorpresa.
Sin embargo, también hay un gran potencial en el uso de la inteligencia artificial, ya que hay sistemas capaces de realizar tareas peligrosas, asistir en decisiones médicas, mejorar procesos educativos y mucho más. Lo esencial es que estos sistemas estén diseñados y utilizados bajo principios de responsabilidad, transparencia y supervisión humana.
Comentario personal
La inteligencia artificial no es una amenaza en sí misma, sino una herramienta en donde cuyo impacto depende de cómo decidamos usarla. En el ámbito del derecho de autor, es urgente comenzar a adaptar nuestro marco legal para responder a esta nueva forma de creación.
Reconocer el papel del ser humano en el proceso creativo y garantizar una regulación ética del desarrollo tecnológico, esto será clave para el futuro, ayudara en la protección del progreso y en proteger los derechos de las personas.